Curiosidades Reveladas: ¿Y si existiera pruebas de que el unicornio existió? por Tokio Toy

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Solo coloco esta portada para avisar que ya no alargaré más mi recreo,
la próxima semana comenzaré con las columnas de opinión
Ahora sí, el último ensayo de esta tanda tras el salto.

Y
a mencioné en pasadas entregas la naturaleza científica de lo que hemos percibido en nuestras visiones, más allá de lo racional, como El Unicornio. Cuanto hubiera y pudiera haber de develado por parte de la Comunidad Científica. Ciertamente que saber lo que la Investigación Seria y Racional nos ha mostrado que, en realidad, fue (o es) la mítica criatura cornuda nos ha podido bajar de nuestra nube esponjada de fantasías y enfrentar la realidad. “Los sueños, sueños son” nos dice funesto Calderón de La Barca.

Pero hagamos a un lado a la Realidad y sus durezas, bien pudiera alguien pensar que no estoy en mis cabales por lo que voy a decir, y francamente me importa un manzano, pero…

¿Y si hubiera pruebas de que El Unicornio- tal como lo idealizamos-existió… Y FUERAN PRUEBAS FÍSICAS Y TANGIBLES…?

No será la primera vez que alguien piense que se perdió un tornillo (en mi caso, una Ferretería entera) al asegurar eso. Lo cierto es que alguien tuvo un encuentro con personas que no solo vieron al Unicornio, sino que, en torno a él, llevaron un Registro Histórico en torno al cual nació un culto (y esta vez, lo de “culto” va de verdad en serio).

Esta historia reviste lo suficiente para inspirar dudas, pero quienes visitamos este sitio no somos todo lo racionales que pudiéramos ser, así que hagamos un espacio a la posible certeza de cuanto leerán justo ahora (o por lo menos, leamos amenos este texto).

Esto comienza a principios de 1982 cuando el ilustrador Michael Jonathan Green, de Pennsylvania, recibe una curiosa correspondencia (en esos días, la internet solo existía en las novelas Ciberpunk). “Curiosa”, por ser escrita en una caligrafía Itálica muy cuidada y porque además le pedía participar en un “asunto de mayor interés imaginable y mutuo beneficio”. Dicha carta cerraba al final con la aún más curiosa frase “In Amore Unicornis y lo firmaba un “Frater (Padre) Iamblicus”,     
Dicho “Frater” Iamblicus –sigue el relato - visitó a Green, felicitándolo por sus trabajos gráficos para publicaciones de género fantástico, añadiendo que sus artes “constituían descripciones sumamente fieles”, (para asombro de Green) mientras sostenía un paquete de cuero, una carpeta que se veía muy antigua y que, tras ser abierta, develó unos insólitos manuscritos de al menos mediados del Medioevo y comienzos del Renacimiento (Siglo XV), sumamente cuidados y de una caligrafía y artes muy delicadas.


Una muestra del talento
de Michael Green

Iamblicus le llamó “De Historia Et Veritati Unicornis” (“De la Historia y La Verdad del Unicornio”), los escritos del fundador del “Collegium Gnósticum”, Frater Magnalucius, situados en lo que ahora se llama Ravena (la actual Italia). Green cuenta que no había rastro de ser engaño o broma: el tal Iamblicus se notaba muy serio al contarle, en especial, la razón de su correspondencia y visita: una singular profecía, incluida en esos escritos, que vaticinaba hechos pasados (como el primer alunizaje) y funestos conflictos futuros. En tiempos así de complicados, El Unicornio volvería. Y para hacerlo del conocimiento general todo lo escrito en esas hojas, se había acercado a Green, que no tardó en organizarlo todo, apenas corroboró con la Editorial para la que trabajaba que todo aquello era auténtico, para nada una estafa.

 Era real.   

El libro fue publicado por Running Press Book Publisher, editorial de Philadelphia (en Pennsylvania, USA), un año después, conociendo su edición Española de la mano de la Editorial Urano, en 1989 (sí, tengo la versión impresa, ignoro si lo hay en Digital)  

Portada de su edición en inglés


Debo decirles que, lejos de ser una simple fábula fantástica, este libro muestra aspectos muy detallados y poco conocidos de esta criatura, no poco de ello enigmático (y en no pocos casos muy relacionado con el Cristianismo, aunque este se muestre reacio a reconocerlo). El mencionado libro muestra las andanzas del entonces joven Magnalucius, por esos días novicio, mientras departía por los bosques cercanos al convento donde vivía con otros miembros de su congregación, cuando tuvo una primera visión de lo que describió como un ciervo blanco saliendo de la floresta. Un segundo encuentro, días después, lo convenció de lo que vio: a un Unicornio. Las siguientes vivencias de Magnalucius siguen en largas narraciones compartidas entre sus quehaceres (relata la reparación de la Carreta de su congregación, como un hermano, Sylvanus, logró rendir la harina que quedaba para hornear pan y hasta nos describe su “Lista de Compras” en su viaje a Florencia) y las enseñanzas que iba recibiendo de Eugnotos, jefe de la congregación, apenas sabe que Magnalucius vio al Unicornio (de quien se entera Magnalucius que fue el único que ignoraba de su existencia), hasta que este le señala la importancia de una nueva misión: recoger cuanto le enseñe la criatura en un manuscrito ilustrado por el mismo Magnalucius.   


Una página del misterioso escrito,
con dibujos de Magnalucius

Las enseñanzas del Unicornio, dictadas a Magnalucius, son vastas y profundas, recomendando el mismo Magnalucius que no hagas caso de estos escritos si les consideras frívolos o si no tienes el sentido del amor por el saber, recompensando a quienes se muestren de honesto interés con el premio del conocer más insólito. El Unicornio relata a Magnalucius sus orígenes, cuando el “Santo Único” trajo el Orden al Caos, naciendo el primer unicornio, Galgallim, el “Espíritu Conductor” de las Fuerzas Creadoras, de un sonido que fue modulado hasta hacerlo dulce y conferirle inteligencia.   Le seguiría Asallam, que heredaría de Galgallim su “cuerno espiralado”, que ayudo a erigir Shamagim, el Edén (y si, convivía con quienes llamamos “Adán y Eva”).
Y, como en este relato no podían faltar malvados, surge de las profundidades el Primer Dragón, Yaldabaoth, de quien vendrían muchos más, todos envidiosos del Unicornio, buscando destruirle. Los relatos dictados a Magnalucius son, cuan más cuan menos, ensoñadores, narrándonos eras épicas que conocieron el galopar de quien lleva “el cuerno espiralado” (dicho por Magnalucius): El Cambio de Edad (cuando se pierde el Paraíso), Las Siete Casas (las distintas razas de unicornios, desde los Avari, el “unicornio común”, hasta los raros Killina), además de hablarnos de su alimento, la agudeza de sus sentidos (su vista incluso ve más allá del tiempo), además nos refiere de su salto y su combate (su cuerno no hiere a menos que se manche de sangre, de resto es herramienta de curación), de cómo se comunica con otros animales, como llega a nuestros sueños y si, de cómo las doncellas pueden atraerle. Sobre su cuerno hay también una larga explicación de su mágica naturaleza.  
Sé que esta parte resultó realmente larga, pero es el mejor resumen que puedo hacer de lo que escribió Magnalucius. Puedo añadirles, no obstante, que en estos escritos la relación del Unicornio con el Cristianismo es bastante estrecha: que no se le considere sino una simple metáfora o simbología es otra cosa.     
Y si creen que Magnalucius fue impresionado, imaginen a Michael Green, siglos después: este cuenta su visita a la Eremita donde conviven los miembros del “Collegium Gnosticum” (aún existente cuando se editó el libro, también me pregunto si aún lo estarán). Tras departir con los miembros y tomar un pequeño refrigerio, Green fue llevado a una pequeña capilla situada en un bosquecillo de los terrenos de la congregación, donde le mostró su mayor tesoro, preservado desde los días de Magnalucius y por el mismo.
Un cuerno de Unicornio, engastado en una base de plata llena de inscripciones de origen celta.
Si, yo mismo relate varios temas atrás como, desde los días de los Vikingos, se solía engañar a la gente con cuernos de Narval, vendiéndolos como de Unicornio, pero el mismo Green estaba convencido de que no era tal cosa. Iamblicus le contaba que el cuerno era aún más antiguo que la base y encerraba aún más misterios tras “haber soportado el tacto de Reyes y de Santos”, en especial su incierto porvenir, hasta que tras investigar, descubren que el Cuerno debe ser enterrado en espera de su destino.
El mismo Green deja la pequeña e insegura duda sobre lo que presenció, tras terminar su relato (y empezar los de Magnalucius, que ocupan el resto del libro), pero a las preguntas que el mismo se formula (“¿es auténtico el manuscrito?, ¿existió realmente El Unicornio?”), Green responde con palabras de las que, seguro, estaba plenamente convencido:
“… No hay más pruebas y así, creo, debe ser. El Unicornio es una Criatura de Misterio y de Fe, no un espécimen para ser enjaulado y disecado. En realidad, cuando estas páginas solo sean polvo, persistirá el misterio y no la explicación…”       
Aunque, por mi parte, esto que leen tan solo sea un mero y algo curioso artículo para este sitio, cuanto leí sobre este paradójico libro y sus posibilidades de desafiar la propia lógica de Nuestros Tiempos, no podía menos que imaginar qué tanto ha alimentado nuestras imaginaciones a la hora de forjar tales mitos a su alrededor, 
Puede que solo seamos seguidores de una serie infantil que tiene de estrella principal a los unicornios, en estos tiempos tecno globalizados solo pretender mencionarlo nos lleva al riesgo de ser considerados románticos por lo mínimo e infantiles por lo más, cuando no pasa de ser un mero grafismo. Aun así, soy de los que quieren que tales cosas trasciendan a nuestras frivolidades y, siendo o no ficción, sean una pieza de nuestras vidas: la Fantasía siempre nos ha atado a la Cordura con más fuerza que la Razón, la diferencia con lo segundo es que lo primero, por firme que sea su nudo, no nos estrangula mucho.
Así que alivianémonos un poco de nuestras sempiternas responsabilidades (sin exagerar: somos irremediablemente urbanitas) a la hora de pensar en los imposibles como aquello que no necesita explicación para existir: hasta nos infartaremos menos.

Y susurremos, para no llamar la atención de la “Gente Normal”

“…Los Unicornios existen…
Los Unicornios existen
…Los Unicornios existen…”



(No llores Twilight, fue un placer para mí escribirlo)

5 comentarios

  1. Respuestas
    1. Lo normal es que esos tipos de libros los vendan en amazon. Allí venden hasta libros con teorias conspiranoicas.

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    2. Oye, no nos mates la ilusión...

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  2. Es uno de mis libros favoritos, donde el mito aparece como hecho y no fantasía. Lo comprpe en los 90s cuando estaba de moda el tema (New Age). Después el mismo autor retomó el camino pero no con Twilight sino con Spike, en La Busqueda del Colmillo del Dragón, de similar estilo fantástico-realistico. Es complicado de conseguir, pero realmente se celebra tenerlo en físico. Buscalibre, Amazon, etc. pueden servir, o buscar con libreros de redes sociales, tiendas esotéricas o libreros de segunda mano. . Desde que abres el libro dejas lo materialita y viajas a este mundo maravilloso, FELICITACIONES a MSAmber por rescatarlo del nicho de los libros poco conocidos.

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